Tres hombres y un destino

No son forajidos, pero con Málaga Props están viviendo muchas aventuras

Primero presentaremos a Miguel Sánchez. Su vida ha sido el interiorismo y el coleccionismo su pasión. Desde que iniciara su trayectoria comenzó a rodearse de objetos únicos de los que no quería deshacerse. Para algunos eran trastos que iba acumulando, para él tesoros. Cuando emprendía un nuevo trabajo aparecía el problema, era imposible dejar en la basura lámparas de cristal del entonces lejano Murano, sofás de suave terciopelo, preciosos columpios forjados de metal, hermosas radios que habrían servido para escuchar los antiguos noticiarios o las radionovelas, con las que sus propietarios habrían llorado y reído. Poco a poco tenía más y más piezas.

Aquí es cuando aparece nuestro segundo protagonista, Carlos Sánchez, su hijo, que de pequeño jugaba con toda aquella vorágine de cosas que su padre acumulaba. Jugar allí era como entrar en el armario de Las crónicas de Narnia, un lugar de fantasía, repleto de artefactos que nadie tenía. Pasan los años y crece y crece, la colección. Carlos ya no ve aquello como juguetes, allí se cuenta la historia de nuestro pasado. Así que deciden guardarlo todo en un lugar para preservarlo, como en un museo.

Cuando los amigos/as de Carlos visitan aquel lugar a todos/as se le agolpan los recuerdos:

—¡Son como las sillas de la cocina de mi abuela!

—¡No puede ser! Eso estaba en mi casa.

 

¿Qué podrían hacer con aquel material que tantos llantos de nostalgia causaban?

Y en la penúltima escena es cuando os descubrimos a Daniel, un joven regidor, al que le costaba encontrar lo necesario para hacer la magia de su trabajo. Mercadillos, tiendas vintage…, un continuo vagar por las carreteras buscando objetos. Hasta que, de repente, el destino le presenta a Carlos. Cuando le cuenta su odisea en la búsqueda del vellocino de oro, cual Jasón, pero sin los argonautas, decide que pueda visitar Narnia. Eran tales las riquezas que allí había que Daniel, Carlos y Miguel desde 2019 han dejado que todos esos tesoros puedan verse en nuestra filmografía, publicidad… e incluso fuera de nuestras fronteras para crear otras épocas y otros mundos.

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